martes, 24 de junio de 2014
Tu amistad.
Confieso haber vivido, y también que me acerqué a tu amistad dispuesto a ser tu amigo según nos íbamos conociendo. Pero la realidad me ha dado en la cara. Se me está olvidando hablar con la gente, eso de chatear me sobrepasa: "me gusta", "te quiero", "saludos", "feliz semana". Mezclamos churras con merinas, y luego está tu imagen que pocas veces muestra la verdad al presentar la misma cara. Tan solo quiero envejecer y cambiar de parecer según vayan cambiando las cosas que no me gustan. Me obligas a escribir al dictado de tus necesidades y yo solo quiero escribir según el día al amor y la santa poesía. Y algún descuido de la María, ¿comprendes? Cuando me apetece chatear voy a comprar el pan para no perder el contacto con la realidad: siempre hay un roto para un descosido en la panadería. Y un alcalde para recordar viejos tiempos y hablar de la familia y sobretodo almorzar y jugar al truc... Ya ni me acuerdo cómo se juega al truc. ¡Maldita la política y su desconfianza y su permitir ingerencias!. Un alcalde amigo. (Hasta aquí he llegado, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia).
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