Anoche por soñar soñé contigo, y soñé que caminábamos juntos por las arenas mojadas de una playa con los pies descalzos, de pronto algo ocurrió que me hizo detener mis pasos y a la vez la imaginación, y observé que del fondo del mar surgía un violín y una canción. La María me hecha una cuerda ante mi falta de inspiración, pensé. Sabes que hablo de componerte una canción.
Es (Quizá ya ocurrió), una canción muy hermosa que nada tiene que ver con una sinfonía de Bach, pero tiene las notas precisas para llegar al corazón. Sin pecado ni traición, liberada de ataduras. Es una canción que nace del fondo de un mar, que es tanto como decir del fondo de mi corazón. Resurrección. Y yo la interpretaré a poco que me enseñe a tocar el violín. Ojalá algún día volviera tu mirada a romper el océano para que un mar caiga sobre mis pasos. Luego llegaría el sortilegio donde nuestros cuerpos se unirán eternos en un poema de incomparable factura.
Hasta que dejes de ser la inspiración de la triste mirada que evoca la tragedia... A orillas de un mar emergió una canción que pronto se convertirá en flor de vivencias sutiles deseadas por los poetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario