En esta vida encuentras a personas que crecen a tu lado y no las llegas a conocer, otras te pasan de soslayo y qué pena ¡vaya por Dios!. Y alguna aparece en un verbo y se va por donde ha venido dejando preguntas sin respuestas que te parten en dos. Nada sabes, ni por qué te ha sucedido a ti... Y te hace daño su silencio. Y más el no saber. Y te tiras de los pelos. Tal vez el destino. ¿Será una prueba de caminante que han depositado en tu peregrinar? O algo más simple: ¿Te estarías yendo sin haberte ido? Eso es: vino a espabilarte y ahora no sabe cómo irse sin perjudicarte el alma.
-¿Y tú quién eres?
-Estaría bien que creyeras en ti, en tu belleza interior y en el valor de las cosas que te rodean ante la realidad que se presenta.
-¿¡Quién eres!?
-No sé, acabo de llegar y ando despistado buscando quien me enseñe el camino de vuelta a casa. No soy de este mundo. Hay quienes me usan y me tiran. Quizás eres tú una de esas personas. Me siento desplazado y aún no has acabado conmigo. Me dejarás ciego, es cuestión de tiempo y está sucediendo ahora. Un día abriré los ojos y no veré la luz del sol. Solo sé que no te guardaré rencor... Toda gloria es pasajera.
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