sábado, 21 de junio de 2014

Querida amiga (carta).

Querida amiga:

Llevo años guardando en el cajón del olvido todos tus desprecios que hoy, sábado de fieles difuntos, y cercana la noche de San Juan, noche de tirar las miserias a un mar, he decidido sacarte del cajón del olvido y tirarte al mar. No te asustes, seguro te reencarnarás en una medusa mucilaginosa. ¡Qué repelús!.

A pesar de tus desconfianzas infundadas, tus celos y sus desconcertantes razones, tus razones y tu manera de ser. A pesar de haberme dicho a través de los años que siempre hay esperanza, cada día al levantarme pienso en ti, y con inmensa alegría me reafirmo en tu amor. A pesar de tus cuadrados sentimientos, de tu indiferencia ahora sé, a pesar de todo, que aún estoy en pie. ¡Es increíble!.

En estos años he vivido y aprendido, además de quererte, y no dejaré de aprender. Pero el aprendizaje ha venido por parte de la vida y no de tu amor: por tu ausencia. Hoy, sábado de fieles difuntos, triste de morir y rebosante de felicidad, porque los sueños no se rompen tan fácilmente, sin importar el dolor, mis metas personales siguen firmemente asentadas en algo intangible que late en mi corazón... Seguro que no sabes de qué hablo. ¡Eres admirable!.

He comprobado cómo con el paso de los años ni siquiera me he dado cuenta de que algo andaba mal en mi interior... Y es que en realidad, amiga mía, el único problema que siempre tuvo nuestra relación fuiste tú. Simplemente se trataba de no cerrar las puertas al campo y seguir absorbiendo la bendición del nuevo día. Yo, si fuera tú, no esperaría por el funerario... En fin, la fuente de la vida y el amor es mucho más fuerte que nosostros dos, así, querida amiga, sigue por donde has venido. (Por siempre te llevaré flores el día de los fieles difuntos).

1 comentario:

  1. ¡Que coincidencia! Hoy hablas de tu amiga, del campo, de las flores y la muerte. Hoy, al rato que amanezca, hablare de una planta llamada siempreviva a la que le cambie el nombre y la que ayer inexplicablemente decidió morir.

    Las flores son para los muertos, siempre lo he dicho. En mi tumba no habra flores, ni siquiera tendré tumba, mis cenizas serán tiradas al viento para que ¡Por fin! Pueda ser libre.

    Cuidate Emilio

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