viernes, 6 de junio de 2014

Día Mundial del Medio Ambiente.

Lo que se aprende en los libros a veces te deja de hielo que se deshiela en el Polo Norte sin perdón ni absolución (y dale). El Caso es que ayer fui al dentista (acabarán dándome mando en plaza en el Hospital, de gerente, o no dejándome entrar) y en la sala de espera en un libro aprendí algo nuevo: Cuando una arena de la playa en un descuido penetra en el interior de una concha, el nácar la cubre de unas finas capas protegiendo la ostra. Y así es cómo nace la perla. En un viernes de fiar, Día Mundial del Medio Ambiente, uno aprende con profundo dolor de corazón, que el ser vivo, el molusco en este caso, es el que menos importa, lo que más la perla. O el petróleo, o el hierro fundido, o las centrales nucleares... En fin, ayer en el dentista me di cuenta que nos podemos dar por jodidos, nosotros y también nuestos hijos. Así que ni 0,7 ni sardinas frescas: jodidos y no se hable más.

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