Amor frente al olvido

Hace tiempo que la vida no se detiene siquiera ante una tumba del cementerio. Quién por un descuido entre en de soslayo, tendrá que perdonarme. Hoy no es un buen día para el amor y la salud, lo tengo escrito por ahí y es verdad, porque además de la crisis y todo el dolor de alma... El asunto que ahora me obliga a escribir es de pena en el cementerio de Cristo Redentor por la amiga de una amiga que me escribe un e-mail de sentido dolor porque el maligno se la acaba de llevar... Coincidencia macabra. Un cáncer se la acaba de arrancar de las manos. Ella cree en Dios pero yo ya me estoy hartando... De ahí que diga con todo respeto que me perdonen, o mejor, no me lean que la ira me abraza y no quiero contar hasta diez sin respirar.

¿Quién rompe la vida? ¿Quién abre el candado de los cementerios? ¿Quién marchita la flor más bella en plena juventud? Doloroso paseíllo con nuestros seres queridos camino del cementerio... ¿Acaso ya no podemos vivir en la Tierra como en el Cielo? Hablan de una ciudadanía sin futuro: ¿Futuro previsible? ¿Certidumbre? Ya éramos pobres y ahora lo somos sin esperanza. ¿A quién le hemos hecho daño para padecer tanto dolor? ¿A quién y por qué? Un mar embravecido se llevo a la amiga de mi amiga y ahora mi amiga se queda al mismo tiempo sin amiga y sin fe. No, eso no, porque mi amiga sin fe no se queda, claro que no. Ella cree en su Dios a pesar de los pesares. Mi amiga es argentina, entonces, ante la imposibilidad de hacerlo en persona, amiga, dale tú mis condolencias a su familia.

Nos estamos quedando sin pan y sueños. Más que vida esto es una inmensa depresión. El poeta nos dijo que estamos tocando fondo, y yo de los poetas me fío, querida mía, tú bien lo sabes. Me fío. No sé qué más puedo decir... Amor frente al olvido, amor siempre. Beso.