martes, 12 de febrero de 2013

Joaquín Sabina

Joaquín Sabina es un hombre de ciencia definición, si se entiende que siendo una síntesis de sí mismo, todo él queda reducido a su talento. Solo eso y nada más, porque ni es guapo ni canta bien. Podría definir a Joaquín Sabina como una persona que, aunque advierto y curándome en salud, podría tener otros asuntos importantes en su vida... Joaquín Sabina es un hombre talentoso, eso lo describen y a la vez lo disculpan sus composiciones si fuere necesario de todas las cosas malas y buenas que se nos suponen a todos, y sin las cuales, no seríamos apenas. Resumido a su talento Joaquín Sabina. No hay otra posible comparación ni definición. No existe otra seña de identidad figurativa, distinción, descripción o diseño. Tampoco ninguna coordenada para hallarlo y a más encontrarlo. Ninguna otra referencia posible para ubicarlo en algún sitio que no sea en su lugar, construido en el mismo sitio de sus convicciones, sus creencias y su ideología de izquierdas. Porque Joaquín Sabina se define a sí mismo con su porte definitivo. Ninguna sensación moral. Ningún ridículo eufemismo. Ningún sofoco de grandeza. Ningún descuido, aflicción o tropiezo miserable. Ningún pecado capital más allá de su doliente humanidad tocada por el talento que suele pecar de por sí para reinventarse cada día. Ningún celo ni recelo. Ni más ni menos: Joaquín Sabina. Una persona de modestas vanidades y egoísmos democráticos que no le disgusta ni cansa parecerse así mismo, mientras que aspira lo preciso, a lo que sabe y puede, en un doblar de las esquinas rotas donde las resacas de sus ilusiones le bastan para seguir por el transitar de la vida. Claridad de pensamientos, frases geniales, salidas de pata de banco brillantes, desbordante ingenio, acento de poeta. Uso explosivo de un sarcasmo con la rara propiedad de no herir al oyente nada más que lo necesario, pero golpeando a su destinatario hasta las entrañas. No digo nada que no sea una apreciación personal sin aspiraciones de ningún tipo. Solo hablo de su talento, eso que define a Joaquín Sabina para escribir, vivir, amar y afinar sus realidades. Joaquín Sabina sincero y hábil, siempre dispuesto para con su palabra que no admite réplica, porque no es persona obligada a tener que decir siempre la verdad... Personalmente, me fascina que apenas sin lastimar la palabra su decir sea tan deslumbrante.

A Joaquín Sabina, maestro de la palabra, poeta del amor bien entendido, trovador de la vida. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario