miércoles, 6 de febrero de 2013

Mal endémico

No me gusta escribir de política, pero a veces no hacerlo es mirar para otro lado y duele. Son realidades, son descuidos de la María. Hablo del PP para decir, que con solo echar la vista atrás o mirar de soslayo, a lo remoto o lo más cercano (elecciones, asambleas, congresos, convenciones, precandidatos, candidatos, conjunciones, pactos, acuerdos, promesas, programas, disyunciones, declaraciones, discursos, familias, financiación o corrupción); aunque la democracia interna se ponga un vestido nuevo de cuando en vez, o Rajoy se vista de lagarterana para recibir a mandatarios internacionales; aunque todos sus dirigentes hagan un acto de contrición para decirnos que no, que todo es falso, que ellos están libres de culpa, que son otros los indeseables que representan lo peor del pasado; a pesar de todo eso y probablemente algo más que cuentan a los monseñores en el confesionario, digo que persiste la sensación en el ambiente de que todo es falso, de que en realidad el PP sigue metido en un pozo negro, que el mordiente consenso que alcanzan cada noche se rompe a la mañana siguiente al aparecer otra cuenta en Suiza, otro escándalo financiero, otro corrupto confeso. Esta íntima inseguridad que se masca en el ambiente, parece que deriva del hecho de que los dirigentes del PP actuales son como los dirigentes de PP que hemos padecido siempre los ciudadanos de este país. Mal endémico. Hagan memoria.

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