Recorrer la ciudad en la noche fraudulenta con sus bares y luces de neón, con sus calles solitarias, frías, y sus cazadores de lástima es un espectáculo cruel y sádico. Triste es no soñar porque nunca se encontrará lo que hay más allá de los sueños, pero más triste, triste de morir es ver a una mujer de la noche fraudulenta en el parque.
De cuando en vez logró escapar lúcido del día y aprovecho la noche desvelada para pasear solitario por las calles, desandar nostalgias por los bares, saludar al olvido, a los años idos, ay, los años idos, y homenajear sin prisas la desdicha de estar sin estar apenas; por ser hoy igual que ayer, por ser siempre el mismo día con noches diferentes. En la noche desvelada todo llama mi atención y la soledad de aquella mujer en el parque, la que siempre espera y nunca está sola, me entristece porque no espera como esperan las jóvenes amantes la compañía deseada, la compañía que ella espera llega pero en un suspiro desaparece dejando tras de sí más fraudulenta noche.
Como cada noche, con el alba, se esconde a la espera de deslumbrar el ocaso del día siguiente tratando de olvidar a quien el día anterior esperó pero no deseó, el que llegó y acompañó a la vieja pensión, el que compró su amor. Hay historias de amor que una mujer no debiera tener.
La soledad es la enfermedad de nuestro tiempo, silenciosa, íntima y cruel: dolor de alma. En los bares de siempre hoy es viernes y uno descubre el glamour del amor en venta. La noche fraudulenta con la atrevida insinuación hecha mirada y los sentimientos de la soledad mal llevada. Se ven muchos pobres de espíritu y placer por las calles solitarias en busca de ése amor. No sé si es peor que me escape del día lúcido o que me atrape la noche fraudulenta.
De vuelta a casa, sigo el camino de siempre acompañado del recuerdo de aquella mujer del parque desnudando cada detalle del que acaba de llegar imaginando ser un príncipe, y lo será, pero solo en la noche fraudulenta que busca un amor de emergencia, el socorrido amor que no enamora, el amor consumado en el oscuro cuarto de un hotel.
MUY BUENOS DÍAS, VINE A DARTE LAS GRACIAS POR TU VISITA Y POR ESAS BELLAS PALABRAS QUE ME REGALASTE Y TAMBIEN A DESCUBRIR TUS LETRAS.
ResponderEliminarUN MICRO CUENTO QUE MUESTRA EL DESGARRO DE LAS NOCHE Y LOS SERES QUE LA HABITAN.
UN PLACER HABER PASADO Y PODER DEJARTE MI HUELLA AMIGA, NOS SEGUIMOS LEYENDO , BESITOS DE LUZ Y FELIZ MARTES
El individualismo, otra peste del siglo XXI que tenemos que soportar.
ResponderEliminarUna entrada melancólica, triste; una vida, de soslayo.
Saludos.
Otra verdad para creer... Beso
ResponderEliminarSalud
Triste el día a día o mejor dicho las noches de penurias y calamidades de esas personas que viven desamparadas y solas. Bonito pero triste relato.
ResponderEliminarSaludos y gracias por pasarte por mi blog.
Asi es. Muchas gracias.
ResponderEliminarSalud
De soslayo, te enlazo a mi lista de blogs. Me gusta lo que escribes.
ResponderEliminarBesos paisana.
Lo mismo, muchas gracias.
ResponderEliminarSalud
Perdón me he equivocado, creo que eres paisano, jajaja pero la foto me la ha jugado.
ResponderEliminarSaludos.
Es mi hija. Todo queda en casa.
EliminarSalud
¨Hay historias de amor que una mujer no debiera tener¨ frase muy dolorosa.
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