miércoles, 27 de febrero de 2013

Un amigo de Eugenio

"Lo que resiste al tiempo y a sus poderes de destrucción, algo así como la forma que la eternidad puede asumir en este necesario tránsito, aferrada con uñas y dientes a la infancia y al pasado, a la raza, a la tierra, a la tradición y a los sueños, para resguardar el alma en la pequeñez de un ruego". Ernesto Sábato.

Eugenio, ante un café esta mañana, me habla de un amigo con profundo sentir: me dice de él, que como todo ser humano desempeñó varios roles en la vida y a todos les puso consuelo, y a pesar de vivir los años años altos de su vida, no parió hijos con dolor como se nos anunció en El Génesis. Tenía pocos años y ya la vida le florecía en su futuro, la estación de la primavera en todas las utopías, y con ellas las primeras imágenes de la represión... Sus ideales le obligaron a comprometerse con la política y decidió dedicar parte de su vida a luchar por las libertades. Así comenzó a leer libros y a escribir por las paredes reivindicando "paz", "libertad" y "democracia ya". Demandante siempre de una sociedad mejor, compaginaba su compromiso social con un empleo que le permitía sobrevivir. En poco tiempo un caos único e inmenso se fue instaurando en su vida. Así llegó a ser un proscrito por las libertades. Por eso muchas veces se sentía como uno de esos malabaristas de feria que intentan mantener en el aire unas pelotas sonriendo al público mientras le aprieta el pecho el temor de que se le caiga alguna al suelo. Tan variopintas labores le habían hecho en ocasiones cuestionarse quién era en realidad; quién era el verdadero ser que llevaba dentro. La política era su pasión, ella fue quien le sacó del olvido y le metió de cabeza en un camino de azahar. Aunque no logró ni de lejos cumplir todas sus metas, incluso algunas por las que luchó con todas sus fuerzas lo podía seguir haciendo -a pesar de su mala cabeza-, porque considera que sigue habiendo demasiada injusticia social; pero bien sabe que para cambiar cuanto uno desea, la ciudadanía que tanto ama necesita ser más reivindicativa y solidaria, más militante. Quizá por eso, y de cuando en vez, percibe como una quiebra entre su idea de futuro y la actual realidad laboral que vive desesperanzada: le entristece ver a tanto trabajador desempleado y con un futuro tan incierto. Se nota que es viejo, enseguida se pone sentimental y con cualquier debilidad somatiza su alma herida. Sostiene, que a pesar de las brutales decepciones sufridas la suerte le protegió, aunque solo sea porque sigue vivo. Eran otros tiempos, y asegura con la cara más seria de los entierros que siempre fue consecuente con la raíz de una generación valiente que emergió de la pobreza y que gracias a la voluntariedad y tozudez de muchos descubrió su propio destino. Ahora vive en un pedacito de cielo que dice le devolvió intacta su juventud y su orgullo.

En fin, yo no conozco al personaje en cuestión, pero si lo dice Eugenio va a misa. Lo que sí parece, es que logró reconciliarse con su pasado y es feliz en su pedacito de cielo. Por muchos años entonces.

2 comentarios:

  1. Un buen texto, de muchos matices, con profundidad.
    Te felicito y me husta tu blog
    Volveré.
    Te invito a que pases por mi espacio.
    Un abrazo

    Luis Carlos
    SAUDADES DA VOLTA

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  2. Eres muy amable. Claro que pasaré. Muchas gracias.

    Salud

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