Ceciely, me hace un comentario en el blog que me hace reflexionar profundamente. No es lo mío eso de reflexionar, además lo tengo prohibido, pero el tema merece un esfuerzo mental. Y como yo solo no me siento capaz, porque acabaría dándome la razón a mi mismo y no se trata de eso, sino de encontrar la verdad, llamé a una amiga por si ella daba luz al tema. Y no solo se prestó, que también se acercó a mi casa a tomar café. Algo insólito. Porque ella solo de pensar en mí, en mi espesura al hablar, quiero decir, siempre buscó cualquier disculpa para no venir. Por eso me extrañó. Pero yo a lo mío.
-¿Cómo te va?
-Bien, gracias. ¿Qué era eso que teníamos que discutir tan importante?
-Pues verás, se trata de que tú, ya vale de paños calientes, porque eres mi única amiga, a la vez que mi mayor decepción. Y lo sabes. Porque eres un caso, porque no ato cabos contigo. Porque te veo desde mi neurosis y enfermo más todavía.
-¿Me estás diciendo que soy culpable de tu neurosis?
-Como lo oyes...
-¿Y para eso me has hecho venir?
-Como si tuvieras algo que hacer...
-Pues había quedado...
-Tú quedado... ¿con quién si se puede saber?
-No te importa.
-Sabes que te digo: que viniste a tomar café porque no tenías otra cosa mejor que hacer. Ni peor.
-Si ya sabía que acabaríamos riñendo. Pues sabes que te digo también: que para reconocer el valor de las cosas, para saber quién es quién, primero tienes que salir de esa mente neurótica que dices. Porque no vives la realidad. Ni yo soy tu mayor decepción ni tu mente absurda está para reflexionar sobre nada. Observa tu mente y descubrirás que estás como una cabra. Y más te digo, lo que tú llamas neurosis es psicosis.
-Que estoy como una cabra, dices...
-Sí. Respira profundamente, relájate, conecta con el presente y te darás cuenta que estás solo. Que llevas un rato hablando solo. De dónde sacaste tú, sino de tu mente absurda, que iba a venir a tomar café contigo...
-Jamás pensé que llegaras a decirme eso...
-Que no estoy contigo, ¿cómo te lo tengo que decir?
-Lo dicho, eres mi mayor decepción... Qué pena de amiga.
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