"Una pregunta te ha destrozado. Yo he regresado a ti desde la incertidumbre con espinas". Pablo Neruda.
Las preguntas en de soslayo son más preocupantes y sentidas que el mismísimo amor, incluso que sus olvidos. Son asuntos tabúes de los que no se habla mucho en público. Temas que muchos prefieren dejar de lado, como antes ocurría con el adulterio femenino o la homosexualidad, solo que ahora hablo de ti, y hablo solo para preguntarte: ¿Por qué debes dimitir de entrar en de soslayo? ¿Qué motivos son esos más que suficientes? No te comprendo. ¿Qué sería de un de soslayo sin las atinadas respuestas que haces a sus confesiones con tu singular prosa prosaica? ¿Qué sería de la pobreza de su espíritu si no entras de cuando en vez a visitarle para darle una pizca de esperanza? ¿Qué sería de sus descuidos con todas las miserias sin tu mano de obra amiga? ¿Qué sería de la empatía en las noches desveladas de luna llena en la terraza de enfrente? ¿Sería acaso tan floreciente el azahar y sus mieles? Ahí están las preguntas que desnudan, que como ves, me han perjudicado la mañana de este domingo al recordándote. Citando al poeta Ángel, acaso solo debí preguntarte: ¿Qué sería de tu nombre sin ti?
De viejo, la incertidumbre de la vida va adueñándose de mí, querida amiga, y ya es parte de la dinámica diaria de subsistencia de más de un "yo". Pero algo habrá de ocurrir, porque no se puede vivir indefinidamente, a pesar de los pesares, como los monos de Gibraltar que cierran los ojos para no mirar.
Espero tu amiga regrese o no sé si se fue o no.
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