sábado, 23 de febrero de 2013

Heráclito de Éfeso y mi hija

-¿Sabes qué?
-No.
-Ayer una alumna me hizo recordar viejos tiempos.
-No me digas, ¿y de qué trataba el asunto?
-De Heráclito de Éfeso.
-¡Santísima!, ¿quién era ése?
-Un filósofo.
-Malo, ¿y vive?
-No.
-Mejor.
-¡Papá!. Heráclito de Éfeso nació 500 años antes de Cristo, en Éfeso, una ciudad de la Jonia, en la costa occidental de Asia Menor, la actual Turquía. Seguro que te hubiera gustado conocerlo.
-Seguro.
-Escucha: la historia nos brinda acontecimientos que se materializaron en épocas donde hombres raros (tú relájate) pensaron diferente a su generación. Heráclito de Éfeso, conocido también como "El Oscuro de Éfesoera" o lo consideraban un genio o lo juzgaban como demente. En algunas épocas se le tildó de brujo y en otras con los más elevados o bajos calificativos. Fue respetado por su poderoso pensamiento y no entendido por la profundidad del mismo, le denominaron: "el oscuro". Afirmaba que el fundamento de todo está en el cambio incesante. Que el ente deviene y todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa. Heráclito, tenía la facultad de poder abreviar en exiguas expresiones todo el conglomerado de su filosofía. Era capaz, con una pequeña expresión, dibujar el entorno de su pensamiento. Con un mínimo de palabras decía lo que quería que comprendieran y lo que no quería. Así, su verbo fácil, ha sido capaz de cruzar generaciones, conceptos que han dejado a la humanidad atónita y pensativa. Para reconocer el pensamiento de Heráclito de Éfesoera, hay que conocer primero el pensamiento místico y filosófico, porque en muchas de sus expresiones podemos captar ese oleaje de esoterismo que le embriaga.

Heráclito de Éfesoera, tuvo la desgracia de nacer precisamente en su época y no en otras, donde su modo de pensar podía haberle costado la vida. Por su método de filosofar, de esa filosofía insondable y mística que mostró toda su vida y de la cual nos queda solamente algunos retazos que, incluso hoy en día, para muchos resulta incomprensible.

Sería lógico pensar, que si Heráclito de Éfesoera, fuera de nuestra generación, lo tildarían de un hombre raro y otros lo calificarían de loco. Porque sucede que, un hombre raro, es todo aquel que no sigue ciegamente los dictados de la mayoría... ¿Verdad que sí, papá? Uy, dónde se habrá metido...

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