lunes, 11 de febrero de 2013

San Valentín y otros desvelos

Me estuve informando acerca del día de los enamorados, y resulta que, San Valentín, era un médico que se metió a cura. ¡Vaya por Dios!. Igual no viene a cuento, pero no estaría mal que los médicos de la sanidad pública fueran pensando en cambiar el juramento hipocrático por otro con más futuro... O simplemente lo pensaran como una opción más. Sí, no viene a cuento. Pues bien, luego de meterse a cura, casaba a los soldados, y eso que estaba prohibido por el emperador Claudio II (El Gótico) por considerar el matrimonio incompatible con la guerra. Yo estoy de acuerdo con el emperador, para la guerra donde estén los solteros que se quiten lo casados y sus lazos familiares que son ataduras, y lo que es peor: el amor. Un soldado enamorado... ¡dónde se vio! repartiendo flores por el campo de batalla. ¡Hazme el amor y no la guerra!. No es serio. Pudiera ser, que Rouco Varela papa, fuera de la misma opinión y arremetiera contra el matrimonio. No solo el matrimonio del mismo sexo. Los mandatarios de la iglesia nada más alcanzar el papado cambian de opinión como los políticos de programa electoral. Es solo hacer memoria, por ejemplo, Ratzinger, al poco de empadronarse en el Vaticano y cambiar su nombre por el de Benedicto XVI, armó la marimorena: quitó el purgatorio, y el burro y la vaca del Portal de Belén, y abrió una cuenta en Twitter. Y lo que es peor, condenó la homofobia y cambió de parroquia a los curas pedófilos. Y ya me perdí. Si sigo en este plan acabaré con nuestro gozo en un pozo, ay. Hablo de San Valentín, del día de los enamorados, de demostrar al ser querido que hoy te quiero más que ayer y menos que mañana con un buen pedrusco. Luego de unos años en feliz convivencia, no hay como demostración de amor, que regalar un buen pedrusco, una joya quiero decir. Y bien grande. Por cierto, a San Valentín, el emperador lo mandó ejecutar. Sí, vaya si cambiaron los tiempos desde el Imperio Romano al imperialismo económico actual. Y ahora ya me perdí de verdad, o dije lo que quería, que no sé. En fin, sea como sea me apeo por hoy. ¡Viva el amor!. Que solo el amor alienta la vida. Albert Einstein lo dijo: "Solo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida". O sea que, ante la necesidad de amor, al parecer existe el deseo de amar.

6 comentarios:

  1. Te desvelan muchas cosas y eso es que eres una mente inquieta.
    No me gustan los pedruscos como demostración de amor pero "hay gustos pá tó".

    Me alegra haber llegado hasta aquí.

    Un abrazo y nos leemos.

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  2. Y a mí que hayas llegado. Muchas gracias. Beso.

    Salud

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  3. San Valentín casaba a los soldados, ¿entre ellos? No sé qué pensará Ratzinger (entre tu escrito y mi lectura ha vuelto a ser un simple curilla inquisidor)desde su cuenta de Twitter.
    Un abrazo

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  4. Probablemente nunca dejó de ser un inquisidor...

    Salud

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  5. Un gran artículo. La cita de Einstein muy acertada !

    Saludos
    Mark de Zabaleta

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  6. Muchas gracias por tu visita. Y por tu comentario.

    Salud

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