No existe manera alguna de ocultar la verdad para siempre. Como el embarazo que no se interrumpe puede variar el plazo para hacer evidente las dimensiones anatómicas de las mujeres. Los intereses espurios de nuestros políticos no deben prolongarse en el tiempo considerando la situación crítica que vivimos. La verdad manipulada por una habilidad marrullera al pretender establecerla para descalificar al contrario (y tú más) y ganar tiempo es un esfuerzo inútil. Sin prisas ni forces, la esencia de los acontecimientos surgirá y todo quedará desvelado. A un país no se le puede dañar con el pulso generado por unos políticos depravados y sus intereses partidistas, han de ser capaces de acordar la unidad para lograr esos avances tan necesarios y así superar la dramática coyuntura que vivimos.
Ayer, tomando café con mi buen amigo Eugenio y con la intención de que me diera un poco de luz a tanta artimaña interesada confabulada por nuestra clase dirigente, sostuvimos este interesante diálogo:
-Perdona que invada tu intimidad, Eugenio, ¿tú eres político o apolítico?
-Todos somos políticos, porque apolítico sería aquél que ve que se quema su casa y no apaga el fuego por que no es bombero.
-Evidente, ¿y sabes por qué los políticos de nuestro país solo se ponen de acuerdo en el salario que perciben y en todo lo demás viven confrontados negando la mayor?
-Nuestros políticos se hacen daño entre sí, a la vez que merman la credibilidad de sus propios partidos. Se critican unos a otros la mayoría de las veces con mentiras absurdas dejando a un lado el cometido que les hemos encomendado. Bien les vendría aplicarse la parábola de Arthur Schopenhauer acerca de los erizos que marcan la distancia adecuada para una mejor convivencia.
-¿Qué dice esa parábola?
-Pues resulta que en las noches frías de invierno, los erizos descubrieron que si se juntaban tenían menos frío. Así que se fueron acercando cada vez más pero como erizos que eran se pincharon unos a otros y asustados se alejaron. Y como es natural, al alejarse se lamentaron de haber perdido el calor. Ellos querían juntarse sin pincharse pero no sabían. Con el tiempo y alguna mala experiencia superaron su miedo y volvieron a intentarlo, pero se pincharon de nuevo. Hasta que un día descubrieron que una distancia prudente les permitía darse calor sin pincharse.
-Claro, ¿y tú crees que nuestros políticos serán capaces de juntarse sin pincharse?
-No.
-Todos somos políticos, porque apolítico sería aquél que ve que se quema su casa y no apaga el fuego por que no es bombero.
-Evidente, ¿y sabes por qué los políticos de nuestro país solo se ponen de acuerdo en el salario que perciben y en todo lo demás viven confrontados negando la mayor?
-Nuestros políticos se hacen daño entre sí, a la vez que merman la credibilidad de sus propios partidos. Se critican unos a otros la mayoría de las veces con mentiras absurdas dejando a un lado el cometido que les hemos encomendado. Bien les vendría aplicarse la parábola de Arthur Schopenhauer acerca de los erizos que marcan la distancia adecuada para una mejor convivencia.
-¿Qué dice esa parábola?
-Pues resulta que en las noches frías de invierno, los erizos descubrieron que si se juntaban tenían menos frío. Así que se fueron acercando cada vez más pero como erizos que eran se pincharon unos a otros y asustados se alejaron. Y como es natural, al alejarse se lamentaron de haber perdido el calor. Ellos querían juntarse sin pincharse pero no sabían. Con el tiempo y alguna mala experiencia superaron su miedo y volvieron a intentarlo, pero se pincharon de nuevo. Hasta que un día descubrieron que una distancia prudente les permitía darse calor sin pincharse.
-Claro, ¿y tú crees que nuestros políticos serán capaces de juntarse sin pincharse?
-No.
Sueña el paralítico con ser bailarín y cuando despierta, sonríe. Sueña el político con conservar hasta el último momento el cargo que ocupa desde la juventud y cuando despierta, se lo cree.
ResponderEliminarUn abrazo.
Estaría bien librar al pueblo de la vergüenza de verse obligado a votar por políticos que nos deshonran. Pero eso no va a poder ser. De momento. Ya amanecerá algún día.
ResponderEliminarMuchas gracias.
Salud
¿Estaremos nosotros para ver tal cosa?
EliminarSalud
Tú y yo sí, evidentemente si la salud nos respeta. Somos jóvenes, como la canción del Dúo Dinámico.
EliminarSalud
Per primera vegada, amic, no compartiré -del tot- les vostres reflexions: cert que "certs" polítics són una vergonya nacional i un descrèdit per a la democràcia i la civilitat i caldria desterrar-los -previ judici, clar-. Més que cert. Però no tots, ni que siguen excepció o no tan nombrosos: tots els polítics no són iguals. O com deia aquell "unos son más iguales que otros". Justament per això és indignant el què està passant: a més de depredar els -pocs- recursos públics, en detriment de la supervivència de molts milions de ciutadans que els falta el menjar i el treball, estàn arruinant la convivència, la democràcia i una escala de valors presentable i humanitzada.
ResponderEliminarAixí que mort -civil, s'entén- als polítics corruptes i indesitjables. I que cadascú pose noms, que no cabrien en un "quader" manuscrit -o imprès-.
Una abraçada.
Marc
Igual es que las cosas no las vemos desde el mismo sitio, unos las ven desde la derecha (mala cosa) y otros desde la izquierda (mala cosa) incluso desde el centro (mala cosa). Una cosa son las ideologías que ojala las cumplieran tanto los unos como los otros, lo malo es que las utilizan para manipularnos y hacernos ver lo nunca visto, llenarse los bolsillos y si te he visto no me acuerdo. Desconfianza total, y dentro de tanta desconfianza seguimos siendo demasiado tolerantes con toda nuestra clase política. En otros países la mitad estarían en la calle sin trabajo y la otra mitad suspendidos de empleo y sueldo, aquí los unos se tapan con los otros (y tu mas). Salud
EliminarMarc, yo quiero que se pongan de acuerdo simplemente porque les quedan tres años por delante y considero que el "decreto ley" no es lo más democrático para gobernar. El pueblo los votó y está ¿arrepentido? en la calle, pero es muy difícil hacerles cambiar de opinión. Ayer si no hubiera sido por los suicidios ni tramitarían la propuesta de los desahucios con un millón y medio de avales. Es un drama, sí, y lo tenemos que aceptar, pero además tener en cuenta, que no todos los que están en la calle estamos en la misma situación. Hay quien no puede aguantar ni un minuto más en este plan. Yo estoy con Felipe González: razones para que Rajoy dimita hay más que suficientes, y lo debiera hacer, pero no lo hace, entonces, decírselo de cuando en vez pero sin abusar como hicieron con él. A él le toca gobernar y al pueblo protestar en la calle con todas las consecuencias. Porque ya les vale.
ResponderEliminarSalud