miércoles, 20 de febrero de 2013

Antes éramos personas

Yo ya estaba convencido que éramos personas mucha antes de que la ministra de trabajo, Fátima Báñez, lo dijera. Pero ahora con seis millones de parados no lo tengo tan claro. No digo que no seamos personas, que sí, pero quizá seamos más un número:

"Soy fulano de tal y me duele el dedo de Bárcenas", ¿trae la tarjeta sanitaria?
"Soy parado de larga duración", ¿trae usted la tarjeta del antiguo Inem?
"Soy el que sufre por tu amor", ¿saque número y póngase a la cola?

No es broma. La sociedad moderna está automatizada, es simplemente un número a una tarjeta de plástico pegado. Una sociedad informatizada es antinatural. Desde que el mundo es mundo, el humano ser, ha intentado progresar. Un trabajo mejor, una casa mejor, ay, dona, una casa mejor... Vivimos tiempos ausentes de valores humanos. Vivimos una época vacía de contenidos. Y progresar cada vez nos cuesta más. Porque cada mes que pasa los salarios son más pequeño; porque la cesta de la compra está más cara que nunca. Porque la sociedad dominante nos ahoga y no nos deja respirar. Vivimos una asfixia social que nos disminuye de forma acelerada. Creo que en este aprendizaje somos más ignorantes que nunca. Me temo que somos incapaces de enfrentarnos a las carencias de este mundo global. Sociedad a veces sin patria pero siempre olvidada... (Y para mayor escarnio se acercan las Fallas. Hablo de mí y de mi dolor de cabeza). Va en serio, nos dejamos llevar por una sociedad informatizada carente de sentimientos. Una sociedad donde todo vale, hasta tu ausencia en el sentido más profundo. ¿O simplemente guardas silencio? Me debes una respuesta, le dije. Y entonces me confesó con tristeza que no supo qué decirme.

2 comentarios: