Permanentemente corremos a través del tiempo y no podemos parar. Es consecuencia de esos asuntos inaplazables que se apoderan de nosotros y acumulan tensiones que nos impiden actuar coherentemente. Entonces cabe preguntarnos: ¿por qué y para quién organizamos nuestro tiempo? Pienso que nos hace falta volver a la escuela pero con otros maestros: nos hace falta una reeducación y un entrenamiento distinto para lograr ser dueños de nuestro tiempo. Por eso yo quiero reclamar mi tiempo perdido y ser dueño de él. Quiero reinventarme. Quiero entregarme a un sueño que llevo muy adentro. Quiero ser dueño de mis actos, intentar alcanzar lo que me plantee. Quiero tenerlo todo previsto estimulando mis sentimientos sin ser una máquina. La vida no me ha tratado honestamente, un trabajo enfermizo me impidió ser lo que quería y solo pude soñar. Yo quería ser un escritor con librería propia para escribir un libro y luego dedicarlo con amor. En los años altos de mi vida quiero tomar el control porque considero que aún me queda tiempo para escribir un libro. Pero si por una aquel no pudiera, o fuera incapaz de escribirlo y venderlo y dedicarlo con amor en mi librería, quiero recuperar el tiempo perdido aunque solo sea para vivir sin miedo.
Muchas personas temen que al organizar su tiempo pierden espontaneidad. En realidad, la persona dispone de completa libertad para organizarse a su manera y darse tiempo. Para eso hay que ser audaz y creativo, inteligente y original. Porque en realidad solo tenemos el límite que nosotros mismos nos imponemos.
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