miércoles, 13 de junio de 2012

El cuento de los dos amigos

Hay historias que las escriben los protagonistas. Hoy, una tarde cualquiera en el calendario, me apetece escribir una historia y ser yo uno de los protagonistas. Será una historia de reconocimiento a una amiga del alma que dará grandes beneficios a personas de buen corazón que mantienen un comportamiento distante a una realidad que tal vez desconocen. El cuento de los dos amigos.
 
El cuento dice de dos amigos que viajaban por el desierto y en un determinado punto del camino discutieron. Uno de ellos, ofendido, escribió en la arena: "Hoy, mi mejor amigo me ofendió". Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse. El amigo ofendido, en un descuido quizá, o porque estúpido no sabía nadar se ahogaba siendo salvado por el amigo ofensor. Al recuperarse, tomó su estilete y escribió en una piedra: "Hoy, mi mejor amigo me salvó la vida". Intrigado el amigo ofensor preguntó: ¿por qué después de ofenderte de palabra escribiste en la arena y ahora que te salvo la vida escribes en una piedra? Entonces el amigo ofendido respondió: "Cuando un amigo nos ofende debemos escribir en la arena pues el viento del olvido se encargará de borrarlo. Pero cuando nos ocurre algo grandioso debemos grabarlo en una piedra donde ningún viento pueda borrarlo".
 
A veces conviene hacer un alto en el camino y dedicar tiempo a una persona que merece la pena, es importante poner sobre la mesa reflexiones que nos hagan bien, que den luz a nuestras dudas y recordar que ante lo que está mal no hay más remedio que enfrentarse con los cambios que precisen: solo así alcanzaremos la amistad. Y si toca disculparse, como dijo el poeta: "La meta es partir" porque así estaremos en constante movimiento. Porque siempre habrá un rincón dentro del universo de cada cual donde poder mirar más allá de lo que a simple vista nunca llegaremos a ver si no partimos.
 
Dije que yo iba a ser uno de los protagonistas y lo soy. Yo soy unos de los dos amigos. El que se recrea en teorías y creencias manidas; el que habla con su mascota porque ya no tiene amigas que escriban sus ofensas en la arena. El amigo que se le han acabado las disculpas. El amigo de la amiga del alma ida. (Gracias por insultarme de nuevo).

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