Al nacer enero

Al nacer enero, desde el primer día se desnudan las inquietudes. Lo de ayer ya no importa. El nuevo año tal vez prometa. Enero y  febrero y marzo... todo el año. Es mi deseo para todos y todas que tengamos a quien decir te quiero. Y amarnos. 

Pido que todas las traiciones sean iluminadas por unos ojos benditos. Que cuando seamos todos viejos y el amor asome en otro enero nos vuelva a emocionar... Y la salud que a nadie falte. Que a perro flaco le engorden para que todas las pulgas se le vayan. 

Este año será diferente. No hablo de asuntos financieros o económicos si no es lo mismo, hablo de llevarse bien, de volver a vivir tiernas experiencias, pero con otras personas. Son personas que forman parte de nuestra vida, que también son nuestra existencia... De viejo, nada pido sino salud para contemplar en el plenilunio el amor donde las historias fantásticas cobran fuerza; donde el romance se cubre de luz y tristeza; donde los sueños traspasan la realidad. Donde todo es posible. Noches de plenilunio, luces y sombras, nostalgias y alegrías que embriagan los momentos de felicidad. Y si apareciese un panorama descorazonador, es cuestión de darle un giro a la vida: felicidad y fidelidad. Puede ser mala costumbre seguir si no se es feliz por infidelidad. Siempre habrá tiempo para volver a la ilusión, al amor y hacerlo perdurar en el tiempo, al menos hasta que la vida se vaya. Parece una exageración, pero las personas que llevan el sentimiento de amor a flor de piel saben que hablo de unir al humano ser con el tierno abrazo del amor... pero no a cualquier precio.