martes, 14 de enero de 2014

Una muerte anunciada

La capacidad que nace de mi inquietud por estar al día en lo que sucede en mi país me está matando. Quiero pero no puedo. Cómo es posible llevar al día el caso Gürtel, el de Bárcenas, el de Blesa, el de la infanta Cristina, el de Urdangarin, el de Matas, el de los ERES de Andalucía, el del arquitecto del PP, el de El Palau de la Música Barcelona, el del Aeropuerto de Castellón y el de los gobiernos autonómicos y sus porcientos. Hablo de memoria, o sea, solo cito algunos. En este país ya nadie puede robar honradamente, no hay jueces para juzgar, los acaparan los políticos y los grandes empresarios. Y luego los medios de comunicación dale y dale con lo mismo. Me iré de este mundo asfixiado por la corrupción. Tanto corrupto y tanta corruptela. La inclinación que tiene la clase dirigente de este país por delinquir es un proyecto de una muerte anunciada. Así es imposible vivir.

1 comentario:

  1. Te entiendo perfectamente, la corrupción no tiene fin ni en tu país ni en el mío.

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