Nada es casual en la vida, ni la palabra de ayer ni la de ahora, y mucho menos en el amor donde el azahar no es azar sino caricias de María, la Magdalena, enamorada (fue casualidad, el amor es caprichoso, no te busqué ni me viniste a buscar). En el amor la casualidad no existe o son travesuras infantiles. (Disculpe la señora).
Mientras la dicotomía de un corazón se diluye irremediablemente ante el amor de su vida (la enfermedad de vivir los años altos de la vida trajo consigo el amor), vemos cómo las diferencias entre unos y otras nos remiten más a creer en la María que en Dios. (Unos las prefieren rubias y otras amantes vencidos en mil batallas). ¿Quién habla del amor cristiano, para qué sirve amar a Dios sobre toda las cosas? Un diez por ciento de amor, por favor. Muchas gracias.
Un 10% de amor es poco pero igual sigue siendo amor. La casualidad uniendo fronteras ( chale que cursi me oí).
ResponderEliminarHasta los porcientos son amor... poco? Es amor de cualquier manera. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Por eso digo que sigue siendo amor.
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