sábado, 7 de julio de 2012

Sola y en silencio

Con renovados ojos de esperanza
y una mirada apenas contenida
te acercas al olvido
rompiendo el murmullo
de unos tímpanos vacíos de tu voz.

Ni el hallazgo de tu ausencia
con tu callada memoria
y su horizonte lejano,
ni tu lamentable figura:
nada, nada, no eres nada.

Ahora caminas avergonzada,
desnuda y sin mejillas,
sin párpados y sin pestañas:
A decir verdad, ya ni caminas.
¡Lento declive el tuyo!.

Y como sabes que mi palabra es sincera
ahora quieres que te hable,
y que te muerda las venas,
y que penetre en ellas y te sane el corazón.
¿Acaso pretendes morir para crearte de nuevo?

Ya no importan las palabras
(ni las tuyas ni las mías),
pero sí los márgenes
(los espacios),
los interrogantes y los puntos suspensivos...

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