A las once tengo cita con el médico porque me encuentro mal. Voy al médico porque aún no tengo que pagar por la consulta. Es verdad que los viejos vamos al médico por matar el tiempo, porque yo sé lo que tengo, o lo que me va a decir que tengo:
-Buenos días.
-Hola. ¿Qué le ocurre?
-Le cuento: tengo fiebre, dolor de cabeza, mareos, diarrea, el estómago de aquella manera y me encuentro débil. Ah, y tengo miedo a Fátima Báñez.
-Lo suyo es vírico.
-¿Y eso es malo?
-No, tómese... tome el sol.
-¿No me va a recetar unas pastillas de colores o un jarabe?
-No. ¿Algo más?
-Sí, que tengo miedo a Fátima Báñez.
-Eso se le quita con la edad. Los niños también tienen miedo al coco. Que pase un buen día. Dígale al siguiente que pase.
Cuando era joven soñaba con llegar a viejo y disfrutar de una pensión y de la vida que me quedara con salud. Los sueños son maravillosos; yo siempre tuve sueños y pude disfrutar de ellos, y ahora que soy pensionista más. Los sueños son gratis se cumplan o no. Reconozco que los pensionistas somos la envidia del país, pero creo que vamos a dejar de serlo de manera inmediata. Justo ayer, mi viejo y sabio amigo Eugenio me decía: No todas las familias tienen entre sus miembros un trabajador del campo, un ingeniero, un arquitecto, un pescador, un minero, un médico, un maestro, un bombero, etcétera, pero si tienen un parado y un pensionista que ayuda en la economía familiar.
Con un titular poco original y usado en exceso, la Nueva España de hoy:
La reducción del déficit y la sostenibilidad del sistema.
"Rajoy ultima un recorte del gasto en las pensiones equivalente a 10.000 millones".
El Ejecutivo dice que los ajustes son imprescindibles pese al "gigantesco coste político". El Papa recuerda a “todos los españoles que pasan momentos difíciles”
La ministra Fátima Báñez será la encargada de llevar a cabo este nuevo recorte. Lo que no me explico es para qué echa mano del papa de Roma, como si no supiéramos los españoles que pasamos momentos difíciles. A no ser que sea para darnos la extremaunción según ella nos vaya matando concienzudamente.
Ay, después de dona me toca a mí. Creo que tendré que pensar en escribir mis últimas voluntades. "Que esparcen mis cenizas en el mismo acantilado que las de dona". Amén. (Esta semana se me hizo eterna, carinyet).
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