Te nombro en mis sueños
y ni yo mismo me escucho.
Escribo tu nombre en mi lengua
y mis labios no saben pronunciarlo.
Entonces lucho con mi deseo contra la resonancia y el silencio,
pero tu nombre se resiste a ser nombrado por mí.
De repente despierto y me encuentro con las paredes de mi habitación garabateadas:
Tú estás en ellas con tu nombre y tu figura,
tu rostro...
tu risa...
tus ojos...
tu bendita mirada...
Te difuminas en mis sueños:
¿Cómo despertar en ti?
¿Cómo amarte dormido en tu cuerpo?
¿Cómo ahogarme en ti,
humedad de mi deseo?
¿Me darás una oportunidad?
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