Un sábado de reseca, inspira el de soslayo de hoy, Cristina Lagarde, directora general del FMI (en inglés: International Monetary Fund, IMF. Las cosas claras). Cristina Lagarde, refiriéndose a España, dice que, como consecuencia de los últimos recortes de Rajoy, aumentará el desempleo, se duplicará la caída del PIB y que así no podremos cumplir con el crecimiento previsto; además de que seguiremos en recesión hasta el fin de todos los mundos. Entonces recomienda encarecidamente volver a subir el IVA para cumplir el objetivo de déficit. Cristina Lagarde es una señora estupenda que siempre se está riendo. A mí me gustan las señoras que ríen, pero esta no (nunca será una dama con su propia poesía). A Cristina Lagarde la antecedió en el cargo, pero no en su dignidad, Dominique Strauss-Kahn. Le recuerdo salir por piernas de un hotel en ropa interior hacia el aeropuerto por un asunto de violación. Luego el juez dijo que fue la limpiadora la que lo violó, o lo intentó: estas cosas nunca quedan del todo claras. Y Rodrigo Rato, el primero de los tres últimos que (hubo un interino por el medio, pero lo despidieron: ya se sabe que los interinos no hay manera de que mantengan su puesto de trabajo), listo como un rayo, se aseguró la pensión vitalicia en cinco meses escasos y dimitió. Después volvió a España, pero de Rodrigo Rato qué puedo decir que no se sepa: todos los días hablan de él; hablan lo que hablan, evidente, que lo de su imputación en el Caso Bankia es secreto de sumario así que de eso nada se habla aunque se sepa. Yo creo que Fernández Ordóñez va a ser poco culpable: tendrán que buscar una limpiadora o un conserje antes de abrir el sumario (fijo). Por el FMI (que yo recuerde) siempre pasaron excelentes directores generales. En fin, Rajoy en septiembre subirá el IVA y luego otra vez, pero no se sabemos cuándo. Si Cristina Lagarde lo dice dicho está y va a misa.
Esto me pasa por leer la prensa después de andar de borrachera para olvidar un viernes de poco fiar. Igual si leo la prensa antes de ir de borrachera... no sé. (Ay, dona, ni llorarte puedo).
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