domingo, 29 de julio de 2012

Dolerá, pero poco nos importa

De ayer a hoy te quiero, amor, como el primer día con esta alegría con que voy viviendo... que me está matando. (Hoy, un domingo de ir a misa, ha llegado el momento de poner en duda la existencia de Dios).

Mucha tela que cortar en una sociedad que se mueve por intereses. Hay en el ambiente un catálogo de temas. La gente está harta de leer siempre lo mismo en los medios de comunicación. Imperan las libertades, y la de expresión es una. Los periódicos.com te cuentan al instante las noticias más interesantes que ocurren en cualquiera parte del mundo con todo lujo de detalles. Eso está bien. Lo malo, aunque nos duela, es que poco nos importa. Llevamos al día las guerras en el mundo, violencias que son de todo tipo. Asesinatos de inocentes. Son tragedias. Barbaridades que nos debieran importar porque sabemos que son ciertas. La prensa libre nos informa, no hay duda, pero también puede ser verdad que sea la razón por la que no nos importa por ser noticias a destacar todos los días.Y nos harta.
   
Podíamos hacer más como sociedad para que nadie muriera de hambre o de enfermedad. Desoímos lo que es más que un desafortunado rumor: se sigue matando por intereses comerciales. Es el subsuelo de los países pobres que esquilman los países ricos. Crisis económicas. Son catástrofes climatológicas. Un domingo de ir a misa y decir la verdad, bien podíamos recordar, porque ya lo sabíamos, que la historia nos enseña que las crisis transforman los patrones de conducta. Entregamos una esperanza ilusionadora como si fuera una ausencia presentida, la misma ausencia que nos devora antes de ser. Ser como alguna vez fuimos. La vida sigue igual. Pero la vida que sigue, nos enseña si estamos atentos, que existe otra vida tan real como verdadera, y bien pudiera hacernos más humanos y obligarnos a actuar. Una ilusión se va fundiendo lenta como se funden los cuerpos de los enamorados frente a un mar en calma.

Irá naciendo una nueva ilusión, sin embargo, algunos trajeron consigo un debate sobre la relación que existe entre el amor y la santa poesía, y lo factible de vivir un día posible. Si existe Dios y un cielo, seguro que allí estaremos amándonos algún día.

García Márquez sentenció: "Unos resentimientos revolvieron los otros, reabrieron cicatrices antiguas, las volvieron heridas nuevas, y ambos se asustaron con la comprobación desoladora de que en tantos años de lidia conyugal no habían hecho mucho más que pastorear rencores". El proceso de conversión debe ser permanente y evolutivo hasta el final de la vida. "Que sirva el periodismo para servir en su fidedigna información y la santa poesía para explicar cómo vivir en paz". Este deseo, enfrentará a las civilizaciones del futuro. Por cierto, ¿cómo serán las civilizaciones del futuro? Sin duda una pregunta susceptible de toda clase de respuestas. (Dios existe).

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