Ayer tarde, en un descuido, entré en la cuenta que mi esposa tiene abierta en Facebook; quería saber sin mala intención. Que Facebook son frases hechas con amor. Palabras sobre palabras. Hoy te quiero y siempre. Amigas como tú... Me gusta. Y en un verbo creí morirme. Y lloré como un niño, no lo pude evitar.
Por razones de amistad y salvaguardia de los sentimientos, por cuestiones de amor y sus fundamentos, por necesidad humana es preciso impregnar la vida de emociones. En relación a esta vitalidad tan precisa como necesaria, la amistad, uno tiene la necesidad de inmortalizar un hecho: Hace años me beneficiaba del sentimiento amigo de una amiga. No era cualquier amiga, era el abrazo siempre dispuesto, la mano pegada al hombro, la cercanía, la comprensión, la empatía, la faz bella, la mirada del crepúsculo, los ojos decidores, el hechizo celta, la miel en la boca, el alma bendecida. La límpida palabra que me designó amigo.
No soy capaz de reproducir la intensidad sobre el papel de toda la verdad, que también, como la vida, había tormentas en esos sentimientos compartidos. Y digo había, que esos versos ya no encienden los sentimientos. Con Facebook he vuelto la mirada atrás, al tiempo dorado en su busca y ya no estaba, pero el viento con ella (sabía que no tardaría en descubrirla) perfumada aún seguía en Facebook. La amiga que me leyó poesía y dibujamos juntos un espacio en el aire. Amiga que había sido el refugio de decires perdidos y encontrados. Amiga impregnada de azahar. A veces es la amistad en sí, otras la santa poesía que no se explica: la vida que lo es todo. Creo que algo ha muerto entre nosotros. Declaro, pues, que en el cielo, la luminosidad de una estrella ha desaparecido. El poder que alcanza la luz y abrazaba todas las ausencias se fue con ella. Si se acabase la vida ya, la amiga del alma no estaría a mi lado.
Si es que nacemos, entonces, debemos ganar el derecho a vivir, porque si los sentimientos están deshabitados... Facebook, dispón del tiempo de la amistad como ordena el amor y la santa poesía: belleza y armonía. La amistad a veces es un ligero temblor, un sendero de corazón herido, una tarde de lluvia, agua de lluvia en un loco frenesí. ¿Qué no entiendes?
Lo mejor que nos puede ocurrir en la vida es tener con quien compartirla. Hablo de amistad porque hablo de ti para llenar tu alma amiga, tu cara redonda llena de sonrisa y tus manos con la soflama trémula del pecado. Si tuviera que definir la amistad diría sin titubear que eres tú. La impronta de tu ternura. La fraternidad humana, la quimera delirante. Escucha: el sonrojo no compite con la amistad; no compite con tus ojos y de ellos la mirada, con tu caricia renacida. Tu alma pura. Aunque no me consideres amigo, égida de mi pedacito de cielo, te quiero.
El humano ser requiere seguir creando ilusiones sobre el abismo de su porvenir estremecido. La amistad no se encuentra en Facebook, tampoco es un mundo en la Red desubicado; la amistad se encuentra en la vida real y tiene la facultad de reinventarse cada día, de resistir la tentación del ocaso y sus desvaríos. La amistad es un sentimiento del alma que permite que la vida tenga sentido. La amistad es crear... Crearme en ti quiero.
Yo sabía de la Amistad, más de lo que sé de mí, pero un día luego de fundirme en un lazo entrañable, me di cuenta que sólo estaba "fundida" que debía de reconstruirme porque en realidad, al otro lado de la vera, no había tal sentimiento. Y entonces descubrí un nuevo significado, decidí que la amistad es un momento en el tiempo donde comparto lo bueno y lo malo con la idéntica intensidad, sin enamorarme o sellar un pacto con sangre. Y que un amigo o amiga puede ser una persona a la distancia a quien nunca vi pero ha sido la única que ha sabido apreciar mi estado y ha tenido dos minutos una madrugada cuando tuve urgencia y necesidad de COMPARTIR. La amistad, es un dar y un recibir y ya, en mi casa, no importa el tiempo, ni el medio, importa lo que soy en ese lapso, importa lo que aquella persona representa, en ese lapso. Nada más. Tal vez, posea amigos del alma, amigos de internet, amigos de cartas, amigos del pasado, sólo yo sabré encontrar la diferencia.
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