Mi esposa me avisa con tiempo que este sábado vamos a cenar a la avenida con los amigos del pasado año. De viejo, prefiero el futuro para casi todo, pero si tiene que ser con los amigos del pasado año como si fuera de más atrás: haré memoria. O iré al psiquiatra que todo lo anota.
Vale, si lo dice mi esposa como si lo dijera la señora Merkel, no hay más que hablar, además, me asegura que hará una noche de vicio (sin pecado). Así que debo estudiar las preguntas más probables sin respuesta que me harán para no caer antipático (no me lo perdonaría):
-De salud: mal, muchas gracias.
-De política: aún no he decidido el voto.
-De fúrtbol: Shakira.
-De vida: vivir.
Con cuatro preguntas sin respuesta ya me vale que si estudio pienso y me duele la cabeza. Calculando por alto no será la hora del café y se habrán cansado de mí... Y enseguida asomará la cabeza mi esposa desde la lejanía de una mesa construida para las celebraciones de más de veinte personas y me preguntará con palabras sin voz y alguna mueca si lo estoy pasando... Y le contestaré como los burros con la cabeza de abajo pa´arriba como queriendo decir sí, cariño.
Y a las doce en punto (más o menos), como cenicienta:
-¿Te vas?
-Sí.
-Nos vemos en casa.
-Vale.
No hay nada como llevarse bien... Ojalá mis amigos del pasado año sean ciegos para ver sus propios horrores y solo vean los míos. Mi conciencia reflexiva no lo soportaría.
-¡Qué triste tu marido!.
-Ya. De otra manera es tan bueno...
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Como la violencia machista: "de otra manera es tan bueno...". Cuando los celos, cuando el desamor, cuando el alcohol. La separación. "24 Mujeres Eternas". Y rueda la rueda.
"El 12,5% de las mujeres mayores de 16 años que viven en España admite haber sufrido violencia física o sexual por parte de sus parejas o exparejas en algún momento de su vida". (Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad).
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