La noche me lleva en volandas por lugares que no visité pero tengo sensaciones vividas que pasarían por experiencias que demuestran lo contrario... Me sitúo en perspectiva y obtengo visiones de otro tiempo y otros lugares con personas de sabiduría superior que ocultan su verdad.
Esta noche estuve con una persona excepcional que no quiere superar un mal de corazón de dos décadas. Si habla de salud no sé a qué atenerme. Pero si el mal de corazón tiene que ver con el alma entonces lo derivo a psiquiatría.
Que una persona no quiera romper las cadenas que le impiden vivir experiencias nuevas relacionadas con el amor no entiendo. A no ser que dos décadas, como el bolero, no sean nada en la vida de una persona enamorada.
En la vida de una mujer como la de un hombre dos décadas es casi media vida. Eso lo sé. Pero vivir dos décadas sin la persona que se ama ya no. Ni siquiera soy capaz de imaginarlo. A no ser que sea posible encadenar un amor muerto a otro. Que entonces serían dos muertos. Y para mayor locura revivir con un vivo las experiencias de dos muertos.
Cada noche me sorpende un sueño diferente y testimonios de vida que al despertar no siempre creo que fue un sueño. Un adicto a la noche sueña más que duerme y escribe al alba su interpretación en una dinámica que se mueve entre la realidad y la ficción. Y escribe pero a veces no se atreve a releer lo que escribe por si en su lectura aparece su risa y su mirada de solayo, y un suceso de vida extraordinario. (Si los muertos hablaran cuántas verdades sabrían los que viven y quieren saber).
Alguien me dijo que, hay verdades que jamás deben ser contadas, que son sólo tuyas, y tan tuyas que hasta tu sombra lo ignora. La muerte sabe de eso.
ResponderEliminarUn placer leerte, abrazos.
Me alegra saber de ti.
ResponderEliminar¿Casualidad? Siempre que has comentado alguna de mis verdades era la misma. Y son muchas las mentiras. Acertado tu comentario. La muerte, y pareciese que tú, sabéis de qué hablo... Muchas gracias. Beso.
Salud