miércoles, 22 de julio de 2015

Me ataranta la multitud.

Me lo tengo dicho: no escribas largo que cansas y cansan (cansan si me leen). Y no olvides el dolor de cabeza. Eso es verdad. A Dios gracias soy viejo y me disculpo. Prometo por los Santos Apóstoles que solo persigo conocerme mejor y saber hasta dónde puedo llegar sin memoria. Solo con sentido común. Consciente a veces, agradezco hasta lo que aborrezco, pero todo tiene un límite:

Mi esposa me dijo que este sábado había cena. Pero ahora somos más y mejores. Mi esposa espera que me comporte y no puedo defraudarla. El caso es que si somos más, solo por eso, no seré mejor, al contrario. Me ataranta la multitud. Lo poco si bueno doblemente bueno. ¿Qué no se entiende? Resulta que el año pasado al parecer éramos unos pocos y lo pasamos estupendamente. Pero ahora, que si tú o el otro o la de más allá: ¿quién avisa a quién? ¡Hay que joderse!. Y lo anuncian por wasap. Igual si llenamos el bar nos hacen descuento. No, la verdad no me hará esclavo. Si antes sí y ahora no... Un corazón sin rumbo hace tiempo que perdió la fe en las apariencias. En las rubias y las morenas. En el cabello al viento. En las diosas imperiosas o en los dioses caprichosos. Yo quiero a los amigos del pasado año, otros no, otros y otras no. Más no... Y no es desaire.

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