domingo, 26 de julio de 2015

La cena de ayer mal, no pregunten.

Mejor lo malo conocido. Otro vendrá que bueno me hará. Y en ese plan.

La cena de ayer mal, no pregunten. Uno intenta ser grande, grande de grandeza en el corazón que regalar y ensanchar el círculo del amor en un mundo de fronteras y no puede ser. Paciente aguanté hasta que, en la silla incómoda del bar de la avenida, el calor del ambiente que se podía mascar y una sarta de estupideces me abatieron. A Dios gracias una joven enfermera me hizo el boca a boca dándome el oxígeno de sus mieles para aguantar hasta el café. Por momentos llegué a desear por el amor de Dios que el Maligno me llevara con él. Lo urgente era irse.

Si alguien piensa que voy a validar este mundo está equivocado. Quien desnuda el alma va al cielo, quien desnuda la ira al infierno. Y quien el corazón a la cama. Solo un camarero tuvo unas palabras de ánimo hacia mí. Es mi manera de decir que, mientras pueda y llegue el día, pienso dedicarme todas mis horas.

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