viernes, 22 de marzo de 2013

Y no tiene padre


Difícilmente una mujer, en tales circunstancias, podrá darle libre albedrío a ese potencial que lleva dentro y no se conforma con ser una más en una sociedad que está sometida a una serie de principios donde lo divino se tergiversa, donde lo divino entra en conjeturas, donde lo divino se estanca y no se deja explayar... y no se le da el valor que se merece. Hablo de una madre que ha emitido una promesa para adaptarse a la sociedad de hoy por su hijo, sangre de su sangre, un hijo que lleva en sus adentros... Y no tiene padre. En este hoy de conflagración de conceptos, en este hoy donde aún se practica una convivencia de vida hueca, donde la exagerada manera de odiarse unos a los otros se exhibe con toscas conductas y deformadas creencias dominan al macho. Un macho digno de un pedestal en el templo de las confusiones... A decir verdad, una madre es mucho más que una dama. El humano ser convierte a una madre en una necesidad, y digo necesidad, por la razón de que un hombre se olvida de que le estuvo rondando el amor y su anomalía mental le envolvió en la temida oscuridad. Un hombre recuerda la imagen de una mujer en sus momentos de aprensión y solo ve lo que quiere ver...

Un hombre tiene un problema que le atormenta... Es un hombre olvidadizo de sus obligaciones, inclusive, un hombre por decir, no cree que existe filosofía de la vida y mucho menos una madre. Un hombre en un mundo cargado de desventuras que lo apareja de día y lo destroza de noche.

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