lunes, 11 de marzo de 2013

La cuarentena

Es asunto personales lo que voy a contar sin dar pistas ahora que mi esposa no está. Que podía contarlo igualmente porque nunca me lee. ¡Hay que joderse!, ni ella ni mis hijas me leen. Me gustaría que me leyeran, pero no me leen. Mi esposa y mi hija mayor dicen que no me entienden... y la pequeña que no tiene tiempo... Si escribiera de trapos y de traperías quizá me leyeran pero de eso no entiendo, ni de otra cosa, para qué engañarnos. Digo que es asunto personal y tal vez debiera pedir perdón, porque a nadie importa mi vida, pero siempre escribo mis sentimientos que son mi vida.

El asunto no es grave, simplemente es algo que nos tiene en cuarentena a mi esposa y a mí y no son por razones sanitarias. Sanitarias serán las consecuencias. La espera que desespera, esos es. La cuarentena de la intranquilidad. Perturbadora ansiedad que nos impide reaccionar con calma. Será lo que tenga que ser. Es una cuarentena inevitable, entonces, se trata de tomárselo con paciencia. Pero no. Lo acertado sería controlar la ansiedad en defensa de la tranquilidad y no perder la perspectiva para no exagerar los acontecimientos. El asunto atañe a mi esposa, y pero es consecuencia de una llamada telefónica mía que no le dije pero se enteró. Mi esposa sabe como enterarse de las cosas que no le quiero contar. Sea como fuera toca esperar. Así que, considerando, y casi asegurando, que el resultado será el deseado, toca superar la cuarentena. Una cuarentena que es más una cuaresma en periodo de penitencia.

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