En el Día Mundial del Agua

Cuántas veces escuchamos que este país está triste de morir y que no hay nada que hacer porque todo está perdido. Cuántas veces escuchamos "con la que está cayendo". Para todo en la vida hay que tener fe, y aún y así, a veces sentimos como si tuviésemos que empujar el mundo para que éste dé vueltas. A nadie se le oculta que vivimos en un mundo sui géneris donde cualquier cosa por extraña que parezca puede ocurrir... y ocurre. Sin embargo, y no es mí intención perjudicar a nadie en un viernes de poco fiar, ¿qué hacemos por este país además de llorarlo? Lo cierto que nos lo ponen a huevo, porque estamos "rodeados" y no nos queda por más que levantar la voz y gritar alto y fuerte que ya les vale creando comunidades donde todos somos cambios efectivos para el bien social y protagonistas de los hechos y no simples espectadores creando la conciencia social liberalizadora con escenarios y plataformas, sin dejar de ser parte de la sociedad productiva. Lógico, echarle toda la culpa al gobierno y a los señores dueños de los partidos porque no cumplen con sus promesas, y en vez de canalizar las soluciones, se convierten en nuestro mayor problema. Pero, ¿y qué hacemos en nuestro "confort" individual sin el mínimo miramiento con nuestro entorno? ¿Qué hacemos por el medio ambiente, por nosotros mismos, qué hacemos sino oídos sordos? Si hablo de medio habiente digo aire, digo tierra y digo agua. Hoy es el Día Mundial del Agua. ¿Qué acciones realizamos a favor para que nuestros hijos puedan disfrutar de la naturaleza viva y aprender amarla y protegerla? ¿Vamos a dejar como herencia a nuestros hijos un pasaje para una nave espacial hacia un mundo desconocido? ¿Qué hacemos por lo natural, amantes, sin actitudes de ciudadanos responsables y cívicos? Hay mucho que aportar por cada uno de nosotros para que nuestros hijos no se pregunten el día de mañana desmoralizados: ¿Qué basura es esta? No experimentaremos un mundo mejor si nos involucramos... ¿Viviremos para verlo? Lo que sí veremos, de seguir en este plan, serán simples espejismos o proyecciones de la imaginación. (Hemos perdido la capacidad de sorprendernos, incluso de asombrarnos ante algo tan hermoso como la naturaleza viva).