Hoy estoy falto de imaginación: será la cuarentena que me tiene torpe de ideas. El caso es que mi hija, profesora de Historia del Arte en paro, apela por una educación digna, y yo añadiría trabajo para los profesores y becas para los alumnos. Desde que acabó la carrera nunca trabajó: pertenece entonces a esa generación que tiene difícil trabajar, y peor cobrar un pensión de jubilación.
La educación es asunto prioritario, me dice, si no queremos salir de la crisis con años de retraso. La educación en nuestro país es cara según el ministro Wert, pero no dice lo caro que resulta la ignorancia.
Mi hija está muy enfadada, y es que no gana para pancartas ni viajes a Valencia. Con decir que sacó el bono mensual del tren.
"Debo más a Aristóteles, mi maestro, que a Filipo, mi padre: éste me dejó un reino y aquél me enseñó a gobernarlo". Con esta lapidaria frase, Alejandro Magno, rey de Macedonia, justificó que con solo 23 años había diseñado el más ambicioso plan de educación para su pueblo.
El gobierno debe priorizar la educación dignificando el oficio de Maestro. Porque sin maestros y profesores capacitados e incentivados, todo lo demás será imagen y relaciones públicas.
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