Al viento del Este y a un ancho mar.
Impaciente esperas que una ola te adentre en un mar y un viento te aleje de la costa.
No tienes miedo a las consecuencias.
Que entre un mar en tu vida antes de que la muerte se coma tu carne.
Vives en un poema y eso es todo.
El poema es tu refugio y la madrugada los luceros del alba
que se meten en tus entrañas hasta llegar la noche.
Sueñas la noche que queda prendida
en el cielo para volver al día siguiente cuando el alba asoma.
El primer llanto.
Hasta que un día llegó el primer llanto saltando de la proa de un barco
y del cielo cayó la derrota sobre tu cuerpo sin piedad:
la tristeza cristalina e impetuosa cayó sobre ti.
Poeta de baja estrofa.
En la mañana de la justicia divina.
Después llegó la justicia divina,
y recién nacida la mañana
y evaporada la tristeza,
fuiste libre.
Se siente bonito ser libre.
ResponderEliminarMás que bonito... Beso.
ResponderEliminarSalud.