No pertenezco a este mundo de asuntos inaplazables y de abarcarlo todo. En mi mundo los asuntos son tareas que se pueden dejar para mañana. Y sin embargo, ahora que nadie me mira, me obligo a escribir el día de manera compulsiva. Es necesidad personal escribir y me desbarato si no escribo. Y si escribo también. Escribir me subleva, me hace sentir vivo de manera que no sabría explicar. Particular.
Me gusta adornar el día con amigas y amores personales. De sueños posibles. Me gusta escribir el día que quiero vivir con todas sus horas y aprovecharlas con fines de afectos. Y compartirlos.
Si algún día he dejado de escribir, ese día lo he borrado del calendario. No me interesan los días que no tienen escrito un despertar con una esperanza de vida capaz de irrumpir un sueño en la madrugada oscura rodeada de silencio. Abrir los ojos y descubrir el nuevo día ante un teclado es un verdadero milagro para creer. Lo admito, me obsesiona escribir. (Se hace tarde, la última que cierre la puerta y apague la luz).
Yo acabo de llegar.
ResponderEliminarPues cuida tú mi credibilidad mientras no estoy. Y si te vas deja una luz encendida. Tengo miedo. Buenas madrugadas. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Miedo... me duele la cabeza. Yo también tengo mucho miedo.
EliminarQue la María vele nuestros sueños, pues. Beso.
EliminarSalud.
Apaga y vámonos.
ResponderEliminarBuenos días.
ResponderEliminarYo no concibo mis días sin escribir. En la mesita de noche tengo un libro para leer, un cuaderno para escribirle a Marcos y otro, cada día con un color diferente para Miniña ... Ya sé que es combustible para el fuego pero a mi, ahora, me da calor.
Muy buenos días. Ciertamente es una obsesión... Si es combustible para el fuego lo es para alimentar el día de alegría. Y da calor, claro. Muchas gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.