lunes, 20 de abril de 2015

Tú decides.

La justicia social es una exigencia si es que existe.

La vida se ha convertido en una carrera voraz para alcanzar metas personales relacionadas con la propidad privada y las apariencias: nada que ver con instruirse o alcanzar la plenitud en el amor. La vida se vuelve un afán insaciable, no hay tiempo para entregarse al bienestar propio, la familia, una amiga, la colindancia, el trabajo. 

Hace días, una amiga me decía que se pasó la vida trabajando para que a su familia no les faltara de nada y al paso de los años su marido, sus hijos... Si pudiera daría marcha atrás para volver a la verdad. A lo que merece la pena. Pero le pasó la hora: sus hijos se hicieron mayores y no suspiran por ella, y a su marido lo tiene en el mismo sofá que lo dejó para ir a trabajar el primer día. 

En los años altos nos percatamos que lo que realmente importa es lo contrario que hicimos. Por cierto, hablando de una amiga, vengo del hospital y no me dejaron pasar, estaba en la UVI. Veremos, de momento hay que esperar.

El mejor consejo es el que no se da, pero igual este lunes de hoy vendría bien replantearnos un poco nuestro proceder en la vida. Escucha: Tu convicción de que nada es fácil por imposible. Que lo que te propones alcanzar amerita de un gran esfuerzo y que la vida solo te ha sido concedida para trabajar y padecer los obstáculos que te salen al paso. Este lunes de hoy, es un buen día para tratar de alcanzar las quimeras que a veces parecen alejarse y de manera egoísta te tratan de bloquear. Nada sería más fácil para mí en este momento que sacudirte a ver si te enteras de las posibilidades que tienes de triunfar junto a los tuyos. La familia, tus compañeros de trabajo, tu amigo y los cientos que tienes en Facebook. Nada es fácil, pero algo se puede lograr cuando se busca con el equilibrio necesario. Tu felicidad no será completa si no compartes lo bueno que hay en ti. Y lo harás, al menos conmigo, sino en la tierra en el cielo. Tú decides.

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