miércoles, 8 de abril de 2015

Los viejos amores nunca mueren.

Qué triste hoy todo. No es que quiera, pero todo es muerte y dolor desde la vejez. Aunque eso no es motivo de tristeza. Todos y todas queremos llegar a viejos por mucho que después nos cabree mirarnos al espejo. Tenemos una edad por fuera y otra por dentro que nadie ve y puede ser más vieja que la del DNI o más joven. Se trata de cuidarnos y que la suerte nos acompañe. 

Si tienes un amigo más viejo que tú y la naturaleza sigue su curso verás un amigo morir. Al contrario, si tienes una amiga más vieja que tú te verá morir. Las amigas viven más años que los amigos. Está científicamente demostrado. Nos salva la literatura y el buen amor. La literatura porque puedes morir y resucitar según te interese. Y el amor como es cosa de dos, aunque resulta más complicado también. (Tengo ejemplos y no hablo de Jesús el Cristo). 

De ciencia ficción he muerto, pero no por amor. Una vez estuve a punto de morir por amor pero no vino, supongo que a última hora se arrepintió, o pensó que por amor muriera yo. Las cosas hay que hablarlas y dejarlas claras, en especial las que no tienen vuelta atrás. Solo un poeta puede. (Anhelo ser poeta: no me resigno a morir sin tener algo contigo).

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