De tanta fiesta y quedarme solo en casa, de tanto enfadarme con los acontecimientos más cercanos, de ser sin ser al dedicarme todas mis horas, estaría bien enfatizar el inicio de la semana como una oportunidad al cambio. El manejo de las emociones está en manos de psicólogos y otros oportunistas que nos quitan las emociones de nuestra cartilla de racionamiento. Pasa el tiempo y cada día nuestra inteligencia emocional se deteriora más. El talento que se nos supone no garantiza un futuro alternativo a esta cotidianidad de contratiempos y mareas. ¡Joder, dona, qué semana!. Competir en los diferentes aspectos a primera vista resulta imposible y ya ni nos preocupamos en comparar nuestras benditas capacidades de ahora con las de antes. Particularmente no concibo mi vida sin la depresión y mis reacciones neuróticas. Mi ira imposible de manejar me juega malas pasadas. La capacidad de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerme a ellas es un imposible. Me apeo por hoy. Muchas gracias.
Hasta luego.
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