viernes, 24 de abril de 2015

El amor obliga.

Si hablo de la vida y la muerte, de elegir, no puedo por más que decir, conciencia. 

Pues bien, según yo lo veo, la conciencia tiene derechos y también tiene deberes. Si la conciencia acto neurótico, acto psicótico para la inconsciencia. ¿O qué? Y luego está María, la Magdalena, que siempre nos protege y prevalece ante la duda razonable. A todo y todas nos conviene de cuando en vez reflexionar sobre nosotros. También sobre las demás y sus chismes, evidentemente. Y al reflexionar sobre nosotros no olvidar la honestidad para otro momento. Honestidad y la necesidad de encontrarnos al doblar la esquina. Lo peor que nos puede pasar es perdernos y dejar la honestidad en casa. Pongo a mi esposa como ejemplo y su móvil: no es persona sin móvil. Así la honestidad. Honestidad, conciencia crítica con la verdad que sustenta el compromiso con la vida. Antes que nos amortajen al menos que nos desengañen: justo saber porqué nos tenemos que morir antes de tiempo... Y a su tiempo solo después de negociar. Al menos yo no quiero morir sin la garantía de poder retornar si aquello, lo que sea, no me gusta. Las cosas claras. Los malentendidos que no tienen vuelta atrás y afectan a la vida como que no. La muerte no es manera de vivir... Además, de qué manera optimizo y conjugo mis sueños a través de la santa poesía... incontestable cohabitar que no coexistir. ¿Y qué decir de la promesa que echamos a andar? No seré yo quien la rompa: no soy de esas. Hoy es viernes de fiar y la mejor noticia sería que aparecieras con la posible decisión: elegir vivir. Digo posible por imposible que parezca. Los motivos los que uno quiera, pero la vida una. No se puede olvidar esa verdad al tomar una decisión que tenga que ver con la vida. Triste de morir es vivir en la apariencia y no en la verdad del alma. La verdad del verbo amar conjugado en todos los tiempos. Ama hasta que conviertas el amor en verso. Compartiré tu mismo tiempo si juntos buscamos la poesía de la distancia para vivir en el poema. La verdad, como el amor, no se sueña, se vive. El amor obliga.

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