miércoles, 4 de marzo de 2015

Tengo cansada el alma (como la canción).

-¿Da usted su permiso?
-Pasa.
-¿Cómo te encuentras?
-Mal.
-¿Eso cómo es?
-No lo sé.
-¿Qué te duele?
-Más que doler me pesan los años.
-Esa carga la llevamos todos.
-Pero yo peor que ninguno. Lo de la farola fue a más y estoy sordo.
-¿Sordo, sordo?
-Sordo, según la audiometría.
-Cierto, lo tienes claro.
-¿Tiene arreglo?
-No.
-¿Y los años?
-Tampoco: No hay nada que hacer.
-¡Vaya por Dios!.

Situaciones se dan en la mente de uno desfavorables. Limitaciones, dependencia, desamor. El caso es que las personas estamos obligadas a luchar contra enemigos despiadados en nuestro interior. Incertidumbre. Culpa. Asuntos que conspiran en la noche desvelada y llevann al desahucio mental. Naturaleza humana que inhabilita psicológicamente el resurgir de las cenizas... Y que no se me olvide la sordera, pero ya me dijo que no hay nada que hacer.

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