lunes, 16 de marzo de 2015

Dizque las palabras...

Dizque las palabras... Las palabras según quién y cómo las digan, libres de estorbo hacen mal daño, pues tienen la facultad de atropellar los sentimientos. Y con visión individual. Al expresar sentimientos pueden provocar descalabros de dimensiones estratosféricas. Son palabras dañinas. Otras palabras son fraternales, amistosas, humildes, solidarias, sinceras. Esas palabras dicen te quiero a la cara sin gafas de sol. Esas palabras no son malditas pero tampoco son de fiar.

Las palabras por sabiondas deben estar penadas por la justicia. Y las frases hechas en las redes sociales. Las frases hechas por estúpidas hieren como las palabras. Ni palabras ni frases hechas. Solo sonrisas y miradas de soslayo.

Las palabras atarantan el psique y dejan la autoestima para el arrastre. No hablo de la autoestima que se sube a la parra, sino la que cultiva los sentimientos a través de las acciones.

En mi dolor, digo que estoy herido de muerte por una Dama con poesía propia que, según me cuentan, en las redes sociales se dedica a acciones solidarias con perros y gatos. Y luego se ríe para salir en la foto.

Su amor me dignifica y humaniza; su amor, a pesar de todo, sigue siendo amor de María, la Magdalena creadora

2 comentarios:

  1. El amor a pesar de todo sigue siendo amor con perros y gatos y una que otra mirada de soslayo.

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  2. Tengo por ahí un escrito que habla del amor, voy a intentar reescribirlo al rato. Tengo otro también muy bueno (para mi) pero ai al rato veo. No me extrañes. (No se extraña lo que no se ha ido).

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