“A los vivos se les debe respeto, a los muertos tan solo la verdad”. Voltaire.
Mirar hacia atrás no me apetece. Existe presente y no tengo sino futuro en qué pensar. Pero hay quién se empeña en castigarme con su manía de mirar por el espejo retrovisor. Tiene memoria de archivo y una mirada retrospectiva que me indigna. ¿Por qué me pregunta y lo anota en su libreta? ¿Qué anota si no le digo? Nada recuerdo, y de recordar, que va a ser que no, son cosas mías... ¿Qué?
Pudiendo estudiar lo que quieran (eso antes, ahora no, me cuentan que si no tienes dinero no puedes. Qué malo no poder estudiar... Ojalá los votantes lo recuerden cuando llegue el día. Las cultas del PP y no de España) estudian psiquiatría para enterarse de la vida de unas y otros. Parece un disparate pero no. La vecina chismosa no estudió psiquiatría y sabe de toda la vecindad. Y sin preguntar. Lo adivina o lo inventa, eso no lo sé.
¿Qué interés pueden tener mis olvidos para esta mujer? Hoy nos vemos y temo por mi salud mental. La Dama que no me deja ir me tiene atarantado... De Dama a mujer. Desde hoy ya no será poesía. A veces tiene apariencia de una multitud sádica que disfruta con mi sufrimiento. En el fondo siento pena al ver cómo se deshace turbia sin vida propia. Qué no daría porque buscara las proezas en sus adentros... No he cruzado la meta ni pisado ninguna raya roja... Me falta valor o me sobre educación para dejarla con la palabra en la boca. Vale que me ordene orden, pero que rastree mi pasado... No logrará someter mi pasado: a nadie interesa y menos a mí.
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