Acabo de recibir el "emilio" en el que me explicas que en este plan ya no podemos seguir. Que te acabas de dar cuenta. Y que por más aplausos ni tú me lees ni yo te leo. Ha llegado la hora de decirnos adiós. Y, efectivamente, algo así esperaba que ocurriera, que un "emilio" en la noche aclarara lo nuestro. Nuestra relación estuvo bien. Fuimos aliados ni cortos ni perezosos a la hora de la verdad.
No te quito razón. Hablo de renegar de tus chistes con escasa gracia. No soy mucho de aparentar. Tus chistes no me hacen gracia. Me gustaba más cuando te echabas a morir, cuando eras tú misma. Deseo, pues, que te vaya bonito, que seas muy feliz, que intimes con otros y que tus chistes les agraden. Que le encuentren la gracia que no tienen. (Lucha por quien te quiere y ama aunque nadie te entienda).
¡Tómala barbón, duro y a la cabeza!
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