A las puertas de la primavera llueve, hace frío y llueve en Valencia. Mal asunto para un pueblo que vive las Fallas con pasión. Lo bueno (solo pienso en mí), hoy no pasaron los del tambor, muchas gracias. Lo malo, si sigue el tiempo en este plan se mojan las Fallas y vaya usted a saber... No debiera llover en Falles.
Como todos los días, Patricia, Ian y yo salimos a pasear por Les Seniaes, apenas orbayaba. Y el orbayu potenciaba el olor a azahar, ay. Ian vestía un enterizo con capucha e iba muy bien abrigado, así que nos adentramos en Les Seniaes y, mientras él dormía (parecía un ángel: un milagro para creer), nosotros hablábamos de uno y otro menos de chismes, Patricia no es de esas, yo si, lo confieso, al pasar cerca de la falla, le dije que a la vuelta pasaríamos a verla, despistado como siempre, aún no la he visto. Prometo por los santos apóstoles que lo dije de buena fe. Quiero ser fiel a la verdad: me miró con ojos de asesina en serie y me hizo temer por mi vida. -¡Por ahí no!. -¡Cariño, es pasar de soslayo sin parar. -¡Que no!. Hija de su madre, uno ya sabe cuando debe callar, aunque sé de fijo el motivo que desencadenó su irascible comportamiento: precisamente el dolor silenciado de una maternidad imposible de compartir con Les Falles. Después, más tranquila, hablamos que Ian se quedará mañana por primera vez a dormir conmigo (permítanme un minuto, vengo ahora) y que... Disculpen, lo dejo por hoy, tengo que hacer los preparativos, son muchos y uno es primerizo.
No hay derecho, llover en Fallas. Que lo haga aquí ... pase, pero allí NOOO !!
ResponderEliminarFeliz noche, yayo.
Qué bonito, Ian tendrá a sus abuelitos para él... besos
ResponderEliminarUn llanto nunca sera una desperta
ResponderEliminar