Buenas madrugadas.

Si escribo para ustedes quizá no deba escribir de política ni de religión. Ni miserias y otros descuidos humanos. De nada que tenga que ver con la realidad que vivimos. Si escribo para ustedes quizá deba escribir de esperanza, amor y poesía. Pues eso, como escribo para ustedes intentaré escribir amable sin desprecios para nadie.

Entonces, si digo esperanza, amor y poesía, digo buenas madrugadas. Es mi deseo cultivar con esmero lo que escriba para que no sea un propósito de mera rutina. Es mi deseo en un viernes de fiar que está a punto de llegar Patricia y luego no puedo porque me ataranta, desear buenas madrugadas a quien en un descuido entre en de soslayo y me lea.

Un día de aire ventoso pero hermoso digno de engrandecer Les Seniaes no merece sino que el cielo nos envíe un amor sin adioses. Y salud. 

En la vida anhelamos lo mejor para los seres queridos; en la vida anhelamos paz y amor, y también dinero para llegar a fin de mes. Las cosas están jodidas, oiga, podré desahogar de cuando en vez ¿o no? 

Si invito a saludar el día con voluntad de mejorar y vocación de vida sana no puedo por más que ser el primero en llenar páginas de creatividad literaria. Escribir un día bueno de cada vez con respuestas que merezcan la pena o callar. Moldear de ser posible un verso regateando la verdad a una realidad que espanta. Aprenderé a ser más como era. Será recordar amores que ilusionen. Pues eso, no se hable más. Ejerceré de anfitrión en el paraíso donde todo comenzó: Les Seniaes. 

Ha nacido un nuevo día diferente a cualquier otro. Prometo mejorar en mis decires llenándolos con palabras de esperanza, amor y poesía. Con perdón.