jueves, 8 de enero de 2015

Negar el sexo es negar a Dios.

Desde el principio de todos los tiempos el amor conduce al sexo que es la expresión carnal del propio sentimiento.

Adán y Eva iban desnudos y ahora vamos vestidos, pero el asunto no ha cambiado, porque debajo de la trapería sigue habiendo un hombre y una mujer. Y debajo de las apariencias de ambos un corazón y una luz. Y a veces un incendio, que vaya usted a saber lo que cada cual en la intimidad hace con el hambre y las ganas de comer.

Y pienso en el sexo según la iglesia católica y no de sus miembros: el celibato sera tema para de soslayo otro día; lo que tiene un cura debajo de la sotana y una monja de la falda, si siguen siendo hombres y mujeres a pesar de estar unidos en cuerpo y alma a Dios. Como hijos de Dios nacemos para amarnos. "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros como os he amado". A pesar que algunos elijan el camino de la aversión hacia el sexo. Nacemos del amor a través del sexo. Negar el sexo es negar a Dios. 

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