jueves, 8 de enero de 2015

Moraleja sin fábula.

Como parte de un anual chequeo de salud, a un idiota lo llevaron a la consulta de un psiquiatra. Sin introducir ningún aparato en su cabeza, el psiquiatra enpezó a darle cientos de respuestas dejándole ver como estaba su cerebro en pocos minutos. El idiota apenas logró respirar ante tal avalancha de respuestas. No pasó la prueba. De ahí el diagnóstico: ¿Cómo se encuentra?   

-Bien.

A continuación fue visitado por el neurólogo. Nada más verle ya le apreció que su única neurona daba señales de estar en coma y, en previsión de algún futuro daño cerebral, consideró someter la neurona a una descarga eléctrica. El idiota sin darse cuenta de repente se vio en el laboratorio sentado en la silla atado de pies y manos con el casco del futuro en la cabeza. Cuando despertó se encontraba en presencia del neurólogo. Su diagnóstico: ¿Cómo se encuentra? 

-Bien, muchas gracias.  

Esto no acabó aquí, la siguiente visita fue con el cura. Le metió en un confesionario y al salir no hubo preguntas, y salió con el certificado de sano validado por la Santa Sede. La Palabra de Dios se había adelantado a cualquier pregunta del maligno. 

-¡Milagro!.

Al acabar el chequeo y caminando por el pasillo en dirección a la salida una monja oyó al idiota decir: "Padre, en tus manos pongo mi vida, si en algo puede servirte un idiota dímelo".

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