Al fin compuse tu canción.
Una canción llena de olores
recogidos entre las brumas de un mar.
Una promesa que arranqué de tu cuerpo en un descuido.
Una canción de amor que anuncia el todo que asciende hasta los cielos:
tus pupilas quemadas por el sol de la mañana,
tu hamaca para descansar,
tu poncho deshilachado,
la pesada maceta con el cardo borriquero,
(no había otra planta que te recordara a mí,
me dijiste).
Nunca me tomaste en serio,
ni el latir de algún beso,
ni la luz etérea de tu mirada.
Al fin compuse tu canción
durante la tarde y me dormí cansado de tanto escucharla.
Me faltó tu voz al despuntar el día
y tu semblante furioso al privarte de luz y claridad el sol.
¡Muero!
ResponderEliminarDescansa en paz.
ResponderEliminar